Reír y sonreír tiene un efecto positivo en nuestro bienestar, pero a medida que hacemos la transición de niño a adulto, tendemos a perder la costumbre de practicar estas conductas.
Probablemente la sonrisa más famosa sea la de la Mona Lisa. A mí personalmente me divierte más la sonrisa del Joker o la que esbozo cuando alguien me recuerda la importancia de sonreír.
Cuando sonríes el cerebro interpreta que estás contento y libera sustancias capaces de alegrarte. Sonreír no sólo te alegra a ti, sino que también envía la señal a aquellos que te rodean de que eres una persona social, confiable y cercana. Y además es evolutivamente contagioso.
Te habrás dado cuenta de que cuando sonríes a alguien, incluso a un desconocido por la calle, es probable que te devuelva la sonrisa. En realidad la mitad de la gente devuelve la sonrisa a un extraño
Aunque creas que eso ocurre por cortesía, realmente es por el efecto de las neuronas espejo y la reciprocidad . Cuando te devuelven la sonrisa, lo que consigues con esto es inducir un cambio positivo en el estado emocional de esa persona. Y eso es muy beneficioso porque inconscientemente asociará esa sensación con tu presencia.
En un estudio realizado se comprobó el increíble efecto de la sonrisa femenina sobre los hombres, incluso por encima del contacto visual. En esta investigación, cuando la mujer estableció sólo contacto visual con los hombres fue abordada en un 20% de los casos. Cuando esa misma mujer añadió una sonrisa, el porcentaje subió hasta el 60%.
Por lo tanto la próxima vez que te sientas estresado, triste o deprimido, trata de sonreír un poco. Incluso puedes comprobarlo tú mismo. Trata de sonreír y al mismo tiempo pensar en algo negativo. Difícil, ¿no?
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